Comentario
MEMORIAL 14
Excelentísimo señor. La memoria general de números y cantidades de todos los géneros necesarios para mi despacho, que a vuestra excelencia presenté los días pasados, vuestra excelencia fue servido de remitirla al almirante general Juan Colmenares de Andrada, que la tiene determinada sin yo asistir a esto, y cortó della lo que le pareció ser justo, y también me parece a mí que lo es mucho. Aviso a vuestra excelencia que no la puedo haber a las manos para haber qué cosas dellas están a cuenta o las otras sobre que tengo de replicar; y más también, de cómo el tiempo está cerca y va volando y que vuestra excelencia me tiene mandado por auto que declare ante Pedro de Torres, como tengo declarado lo que en él contenía, y con protesto de dar a vuestra excelencia cuenta del estado en que mi despacho está y adelante estuviere, y para todo me pareció muy debido avisar a vuestra excelencia lo siguiente:
Los bastimentos que pedía vuestra excelencia para este mi viaje que es dudoso, los unos, señor, son de más duración que los otros y todos convienen para la salud y conservación de la gente que ha de ir en mi compañía, y no pareciera acierto que sus vidas y la mía fuesen fiadas de solo ocho géneros que se dan a los navíos que navegan en esta costa con muchos puertos, y sabidos, a sotavento y amigos.
Vuestra excelencia fue servido concederme bastimentos para un año y las raciones de bizcocho, hecha la cuenta por el contador de las armadas valen mil y sesenta y nueve quintales. Los novecientos he pedido y los sesenta y nueve, mandándolo vuestra excelencia, quiero convertir en bizcocho blanco para los religiosos enfermos y otras personas, y los cien quintales que restan, juntamente con la carne y pescado, de nueve meses que dejo de llevar, vale todo más de dos mil y quinientos pesos, el proveedor general los convirtiese en los otros géneros pedidos, a que se me responde que no se usa andar en esta mar, y yo digo desto que voy a andar todos los mares y que no soy usado en regalos y que los que acaso prueba me hacen, aunque me saben bien muy notable daño, y si vuestra excelencia les pide de hacerme esta merced fuere servido mandar se me den más de aquellos o otros géneros, también los recebiré como síndico que voy siendo de los frailes de San Francisco y enfermo en nombre de Juan de Dios. Su valor de la mitad de los garbanzos quisiera que se convirtiera en arroz y frejoles y otras cosas de más duración, que no ellos.
Y tengo mandados hacer bien barriles para agua, por ser cosa muy necesaria y no llevar pipas, y las botijas ser género quebradizo.
Y más tambien tengo mandado hacer las herramientas y servicios de cobre y hierro, por ser cosas todas esenciales, forzosas y duraderas. Diego de Espina ha dicho a los oficiales que sólo han de hacer en esto, aquello que él ordenare y así se cumple como si vuestra excelencia lo mandara.
Esto y por esto, señor, muy deseoso de saber si su majestad por alguna contra cédula le ha mandado que sea mi tasador y por su modo tan contrario.
Y con mucho más deseo estoy que vuestra excelencia mande que vaya conmigo (en) este viaje para que allí vea si han de ser cincuenta los barriles que dice o cuatro las barrenas y lo demás que cuenta, sin informarse de mi (...) y ando este mi viaje por los otros que por estas costas se hacen, o si sabía él que yo tenía intención de suplicar a vuestra excelencia fuese servido prestarme de la hacienda del rey aquella cantidad de dinero que valiesen las cosas (que) todas fueron probadas y a mi entender forzosas por no salir de aquí sin ellas, y más vería como allí, padeciendo se sirve al rey y no en el Callao paseando.
Vuestra excelencia se sirva, pues, le suplico segunda vez, mandarle que no me gobierne, que soy de mayor edad y me envía su majestad sin tutor, o deme vuestra excelencia licencia que yo se lo ruegue, y si esto que hace es por dar a entenderse, irán ministro y mirador de la hacienda real. También quisiera yo que se entendiera a cuanto aquí lo he sido y voy cortando la mitad de gastos, o si no corramos los dos a porfía y veremos cual sirve mejor al rey, si él aquí en el reino da dinero o yo que le sirvo de balde; y también quisiera que vuestra excelencia estuviese cierto que es mi ánimo despacharme sin ofensa ajena, aunque sufro muchas en daño de mi despacho.
Todas las cosas pedidas así para el gasto común, como las otras de respecto (?), yo señor no las pido para venderlas aquí en Lima ni allá a donde fuere, sino para mejor prevenir y asegurar lo que manda su majestad, y aunque encarga diciendo que vaya tan bien despachado como el necesario para tan larga navegación, y por esta razón estoy muy deseoso de saber si es delito pedir tan corto, mandando su majestad se me dé tan largo, o si es mayor delito de lo poco cortarme tanto.
Las obras de carpintería que en los navíos se han hecho y van haciendo excusa, señor, las causas porque ya no están acabadas, y advierto a vuestra excelencia que si los navíos fueran mayores, que mayores habían de ser las obras dellos, porque los galivos (sic) y formas de todos los desta mar son sólo para bolinar y no para grandes golfos; y más también, por ser fábricas de hombres pobres que demás de no les ser necesario, no los pueden fortalecer tanto cuanto este mi viaje pide, por haber de ser tan ancho y de tan largos y arrogantes golfos a donde será bien forzoso que tengan costado para sufrir velas y seguridad de mar al través, y fuerzas para resistir tantos golpes de mar que le amenazan, y lo demás para llegar a dar a su majestad la cuenta que dice estar esperando, y así, señor, que el estado presente de los navíos es muy bueno y sin lo que falta en ellos no se puede salir del puerto. Sírvase vuestra excelencia mandar que no se reserven oficiales, y al proveedor general que muy aprisa compre y me entregue todo lo que falta, que es mucho para que aquello pueda salir del Callao principios o, cuando mucho, mediados octubre, y deste modo se ahorrará gastos que causan las dilaciones y todo llegará a buen tiempo.
Advierto a vuestra excelencia que me dicen que pida los pájaros que van volando y que me hacen pleitear la mayor y menor cosa, como si esto no fuera lo más aborrecido de mí o su majestad me enviará acá a pleitear. Empero, señor, y me consuelo que tanto pleitearemos que nos (...) venceremos.
Las palomas, conejos, cabritos, con todo lo demás que pedí de plantas y semillas, pesado estoy y el gasto general de todo el despacho es muy gran servicio del rey, porque poblado aquella tierra no haya después en ella quien pueda decir esto es mío, y su majestad podrá decir que todo es suyo, y lo que dijere confesará por tal quien lo recibiere.
Supuesto, pues, señor excelentísimo, que estoy muy cierto que vuestra excelencia sabe que la compañía que su majestad fuese servido de hacer conmigo exponiendo todo el gasto y yo mi cuidado e industria o mi vida, y que si los provechos, si los hubiere, sean para su majestad, y que por esta razón y por otras muchas, vuestra excelencia se ha de servir de no dejarme salir del puerto sin que vaya tan bién despachado y contento cuanto vuestra excelencia misma lo quiere y conviene al todo desta mi obra y para que yo no pueda con razón decir que me costó tan caro la salida desta Lima dulce y agria como la llegada a ella, y por estas y otras muchas razones más quiero con firmeza esperar en la generosidad de vuestra excelencia, a donde se cifra todo, que no tener las menudencias en que conmigo se repara, que parecen ofensas hechas así ala grandeza y liberalidad de su majestad en mi despacho, como a las mercedes que vuestra excelencia manda y hace a esta causa, pues no hay duda quedada, lo mucho se ha de dar, lo poco siendo todo necesario.
Vuestra excelencia me perdona porque yo no se fingir ni adular, sino tratar verdad y pedir justicia muy apriesa, que son ya diez y ocho de septiembre y a veintitrés el equinoccio otoñal y para esta parte bernal (sic). Pedro Fernández de Quirós.
Y a esta va con presupuesto de decirle que el salario que se me debía y no lo pedía, que lo convirtiesen en géneros, tan necesarios llevarlos, o me diesen los mismos de su hacienda, pues no quería dármelos de la del rey que lo mandaría a mi satisfacción.